SER MAMÁ DE VARONES
Ser mamá de varones es ser arquera obligada, trepadora profesional de árboles, enfermera improvisada de rodillas raspadas y experta relatora de cuentos de aventuras. Es ser una girl scout que, acompañada por dos boy scouts, puede pasarse todo un sábado a la tarde mirando el recorrido que hacen las hormigas con su diminuto equipaje a cuestas; y también es ser la destinataria de flores arrancadas de la banquina por un ser humano de 1.15 cm. de altura. Ser mamá de varones me da ganas de aprender a pensar más simple, como ellos, sin tanta vueltereta hormonal femenina; es no conocer a Elsa de Frozen pero saberse de memoria la canción de Paw Patrol y el nombre de cada uno de sus integrantes (mi preferido es Rubble). También es recibirse de astróloga en una noche estrellada, parecer policía cuando hay golpes y empujones, y convertirse en la arquitecta de las torres más altas. Es aprender a luchar con espadas sin filo y dejar salir a la actriz que hay en mí cuando me toca morir en el campo de batalla.
Ser mamá de varones es vivir con la cuota justa de vértigo y adrenalina y, a veces, con el corazón en la boca. Porque ellos trepan, mucho más alto de lo que me gustaría, y corren por campos llenos de cardos saliendo airosos la mayoría de las veces. Se divierten jugando con sapos (puaj) y no dudan en meterse a la pileta de una zambullida, cuando yo preferiría entrar de a poco, acostumbrándome a la temperatura del agua. Es pisar autitos descalza en la penumbra de la noche, pero también es salir corriendo a la guardia por una herida que termina con puntos en la frente.
Ser mamá de varones es recibir piropos casi todos los días y pensar que si me tratan así a mí, también van a tratar así a sus propias mujeres, algún día. Y mientras imagino esto, parada en el arco de fútbol, un pelotazo me devuelve a la realidad y escucho el grito feliz de "gol". Me metió un gol, sí, el primero que me mete de verdad, sin dejarlo ganar. Y nos abrazamos, y nos tiramos al pasto y mi remera blanca se llena de verdín y mi pelo de hojas. Qué mas da, esto también es ser mamá de varones.
Ser mamá de varones es vivir con la cuota justa de vértigo y adrenalina y, a veces, con el corazón en la boca. Porque ellos trepan, mucho más alto de lo que me gustaría, y corren por campos llenos de cardos saliendo airosos la mayoría de las veces. Se divierten jugando con sapos (puaj) y no dudan en meterse a la pileta de una zambullida, cuando yo preferiría entrar de a poco, acostumbrándome a la temperatura del agua. Es pisar autitos descalza en la penumbra de la noche, pero también es salir corriendo a la guardia por una herida que termina con puntos en la frente.
Ser mamá de varones es recibir piropos casi todos los días y pensar que si me tratan así a mí, también van a tratar así a sus propias mujeres, algún día. Y mientras imagino esto, parada en el arco de fútbol, un pelotazo me devuelve a la realidad y escucho el grito feliz de "gol". Me metió un gol, sí, el primero que me mete de verdad, sin dejarlo ganar. Y nos abrazamos, y nos tiramos al pasto y mi remera blanca se llena de verdín y mi pelo de hojas. Qué mas da, esto también es ser mamá de varones.
PRECIOSO! como cada relato, y sí, me sumo a los comentarios, no seré alguien distinto, soy también mamá de 2 varones ( 4 y 1 año) y así lo vivo, lo percibo y lo siento también. Adoro leerte, tenes una forma simple , sencilla y no por ello liviana, sino al contrario, llena de emociones y sensaciones reales y palpables.
ResponderBorrarAnsiosa espero cada publicación tuya, que, permitime decirlo, siento que son las mías también ja ja.
GRACIAS BESOS!
Yani.
gracias Yani!! qué lindo lo que decís!! Un beso
BorrarHermoso!!!!!! Me encantó♥️
ResponderBorrarEs la primera vez que te leo y tno será la última, que historia.....me sentí identificada con todo!!! Yo también soy mamá de varones, Lucio de 3 y Agus de1 año y 9 meses. Cada palabra....cada relato es vivido y recordado por mi, gracias por plasmarlo!!!💞
ResponderBorrarMe encanta ser mamá de varones!!
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