CON EL SUSHI, NO

Tengo un tema con el sushi. Si por mi fuera, desayunaría con un combinado de sashimis y niguiris y a eso de las 6 de la tarde dame un roll de salmón y palta y soy feliz. ¿Hay salsa teriyaki a mano? Listo, la gloria. Hay muchos obstetras que durante el embarazo lo prohiben, pero esto fue lo primero que le pregunté al mío cuando me quedé embarazada por primera vez. Qué pavada, estarás pensando. Tal vez sí. Por suerte su respuesta fue afirmativa, sino lo hubiera comido igual, creo. A escondidas.

Hay muchas embarazadas que se dieron cuenta de que lo estaban porque empezaron a sentir rechazo por algunos alimentos que en realidad siempre les habían gustado. De pronto el olor de las tostadas se vuelve insoportable o el café tiene otro gusto. A mí me dieron asco un par de cosas, como el olor del producto de limpieza para el piso, ya dije que nunca más voy a comprar el que se llama Mañanas de Campo; y también me dio el asco el agua mientras me bañaba. Rarísimo. Lavarme los dientes me daba arcadas en aquellos fatídicos primeros tres meses. Conste que me los lavaba igual, rapidito. Pero no rechacé ninguna comida. Nunca. Me hubiera gustado, un poquito nomás, pero no. Y así es como le huyo a la balanza. Buchona, alcahueta, cortamambo.

Durante el embarazo son varias las prohibiciones, los cambios y los detalles a tener en cuenta, como los antojos empecinados. De sushi, por ejemplo. Hay que agudizar los cuidados y quizás abandonar hábitos que te gustaban. De pronto extraño el tinto en los asados y la cerveza con la pizza, extraño mis clases de zumba y algunas prendas que ya no puedo usar. Extraño comer lechuga sin tener que lavarla 18 veces antes y comer la carne sin tener que andar fijándome si está del todo cocida. Extraño dormir boca abajo y la agilidad de quien domina su cuerpo. Extraño varias cosas pero sé que estoy viviendo en un paréntesis que dura 9 meses en total, parece mucho pero ¿qué son 9 meses en toda una vida? No me olvido que adentro mio hay -justamente- una vida que depende de mí y quiero cuidar. Demasiada presión y responsabilidad como para que, encima, me saquen el sushi. Con el sushi no, che.


Comentarios

  1. Yo también hice tramos con el sushi, me gusta mucho, lo comí con culpa, pero era de procedencia segura! Mi marido hace el mejor y más potente sushi everrr!! Y permite extrañar, es parte del proceso! Después se extraña la panza!

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