LA LLAVE DE SU CANDADO

Esa tarde no dejamos un candado en el Puente de las Artes. La costumbre dice que hay que cerrar un candado en las rejas del puente y tirar la llave al río Sena, simbolizando el amor eterno. Pero a veces me divierte burlarme de los mandatos y esa tarde cambiamos candado por selfie del amor. Y tan mal no nos está yendo, che. En ese viaje todavía no existían los hijos, deambulábamos sin apuros y recorríamos la ciudad en bici como dos tórtolos despreocupados. Cruz todavía no estaba en mi panza pero, en una mesita en la vereda y con una cerveza en la mano, una tarde empezamos a imaginarlo. Después resultó ser mucho más de lo que imaginábamos.

Hoy es su cumpleaños y, de sus 35, los últimos 14 estuvo conmigo (😱). A los 30 fue papá y eso desacomodó su estantería prolijamente armada. Él tan madrugador y yo tan noctámbula,, él tan bola de fraile y yo tan medialuna, de las finitas (nunca sé cuál es la de manteca y cuál la de grasa), él tan mate amargo y yo tan sobrecito de edulcorante cuando no se da cuenta. Y siempre se termina dando cuenta. Yo soy la paciencia de su impaciencia, y él el crossfit de mi clase de zumba. Él es la simpleza de mi caos imaginario, y yo soy las palabras que a veces él no sabe decir. Él es la sensatez de mis sentimientos, y yo el FM de su AM. Pero ya lo dijo Arjona en su canción, "lo que las ideologías dividen al hombre, el amor con sus hilos los une en su nombre". Felices 35, brújula de mi despiste.

Hoy cumple años el que me pesca del vaso de agua en el que a veces me hundo. La estructura de mi desbole, los números de mis letras, el Vikingos de mi Velvet. El dulce de leche tentación de mi mousse de maracuyá y el vértigo de mi ritmo desacelerado. No es mi media naranja porque no somos mitades de nada, pero de alguna manera es la pieza que le faltaba a mi rompecabezas. Hoy sopla 35 velas el rock de mi Luis Miguel y yo espero ser siempre el Tauro de su Aries y, porqué no, la llave de su candado también.


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