TOY STORY Y EL LOCO DEL ESCOBILLÓN

En casa hay bastantes juguetes pero algo está pasando últimamente y es que ellos ni los miran. Uno prefiere sentarse a dibujar y, el otro, se levanta todas las mañanas y va directo a buscar el escobillón. Tantos juguetes y él prefiere un simple escobillón. Me puse a pensar y me acordé de la frase de Marie Kondo en su best seller La magia del orden, en donde aconseja "guardar las cosas que le hablen a tu corazón y deshechar todo el resto para empezar un nuevo estilo de vida". La tarde de Pascuas -con la panza llena de chocolate y el envión de dejar morir lo que no nos hace felices para que resucite lo nuevo- nos sentamos en el piso desparramado de juguetes y empezamos con el plan #detox.  A Cruz le costó el ejercicio y entonces le hablé de Andy, el personaje de Toy Story que le regala a Bonnie los juguetes que ya no usa, y eso ayudó a que se afloje. La magia del cine, en el piso de mi casa.

Lo lindo fue que descubrimos juguetes que hace mucho no veíamos o encontramos algunos que creíamos perdidos. Entonces él se olvidó por un rato de sus crayones y sus dibujos y se puso a jugar con superhérores y autitos olvidados que aparecieron en el fondo de los canastos. Entraron en escena el señor Cara de Papa, Rex y Slinky, y la cara se le iluminó de felicidad. "Estos sí que me hacen feliz mamá, así que me los quedo". Creo que le gustó la idea de meter en una bolsa esos juguetes que hace tanto descansan sin ser mirados para regalárselos a algún otro chico sin la misma suerte que él.

Hacer limpieza y orden de lo externo a veces limpia y ordena lo interno, y entonces uno también se siente limpio y ordenado. Quiero que ellos elijan lo que los hace felices y aprendan a dejar ir lo que "no les habla a su corazón", parafraseando a la genial @mariekondo en #lamagiadelorden. Mientras tanto, el loco del escobillón también limpia y ordena, se pasea con su objeto fetiche y con esa mirada mete miedo, aunque con su remera de Tigger y Pooh, me despierte exactamente lo contrario.