LOS LUJOS DE LA MATERNIDAD

¿Ves mis ojeras? Hete aquí que, por aquellos días, empezaba a darme cuenta de algo que marcaría mis próximos años. Resulta que comer comida caliente, bañarse, dormir de corrido o ir al baño a s o l a s, son necesidades básicas que, con la maternidad, dejaron de serlo para convertirse en lujos. En esta foto estoy a punto de darle un beso a ese bebé que cargo en mis manos y que me enfrentó con una realidad que me habían contado; pero una cosa es escuchar realidades ajenas desde lejos, y otra es cuando esa realidad que te cuentan deja de ser la de otra para ser también la tuya. Y me encontré con que no me habían mentido cuando me dijeron que esas necesidades básicas de todo ser humano que, de tan básicas no se valoran tanto, de pronto, de un día para el otro, pasan a ser lujos que nos damos, sólo de vez en cuando.

Mientras no hay hijos una come cuando tiene hambre y se baña cuando quiere el tiempo que quiere, duerme sin interrupciones todo lo que quiere y, claro, va a al baño en soledad las veces que quiere. Y esto nos parece lo más normal del mundo. Cuando llegan las criaturitas el panorama hace una pirueta de 180 grados, y "cuando quiere" pasa a mejor vida. Mis amados y eternos baños de inmersión con sales, velas y Norah Jones cantándome al oído, fueron drásticamente reemplazados por duchas atolondradas, esquivando juguetes en la bañadera, cantando desafinadamente Manuelita vivía en Pehuajó, y asomándome cada 30 segundos para mirar a un bebé indignado sentado en una silla vibradora, que nunca le gustó. Esto en el mejor de los casos. Cuántas veces "tiré la toalla", en sentido literal, y me metí en la cama sin bañarme cuando, por fin, logré que se durmiera, temiendo que el ruido de la ducha lo despertara, y todo volviera a empezar. La hora de comer - bueno, decir "la hora" es, justamente, una manera de decir- se da cuando los planetas se alinean. Se come a deshora comida recalentada, si es que tenés ganas de recalentarla, y sino se come frío y rápido. Y punto. Ah, y muchas veces de parada, así nomás. Sentarse, masticar, charlar y terminar de comer, todo de un tirón, deja de ser la regla, para pasar a ser excepción. Hablemos del sueño, el gran fantasma de la maternidad. Las primeras semanas he llegado a dormir dos horas por noche. Dije POR NOCHE. Y el día que pude dormir cuatro horas de corrido me desperté más fresca que una lechuga. La lechuga más feliz del mundo. Dormir ocho horas es como un espejismo que se ve lejos, muy muy lejos, casi inalcanzable. A.H (sería como un antes de Cristo, pero en este caso es antes de Hijos) pensaba que no podía vivir sin dormir una noche entera. D.H (léase después de Hijos) supe que nada es imposible, inclusive vivir sin dormir. Y de golpe, un día, el cuerpo se acostumbra a este tipo de tortura moderna. La de vivir sin dormir. Y por último, pero no por eso menos importante, está el tema de ir al baño en paz, sin otra compañía que la humanidad de una misma. ¿Qué era eso? ¿A qué madre no le pasó de estar sentada en el inodoro con un niño a upa? Disculpen lo escatológico del asunto pero, sin entrar en detalles, confesemos que la maternidad también es esto. Ir al baño de a dos, o de a tres, mientras saludamos a nuestra intimidad que camina y se aleja a paso redoblado, sin saber cuándo nos volveremos a encontrar.

A esto me refiero cuando digo lujos de la maternidad. Esas pequeñas cuestiones cotidianas que creíamos derechos inherentes a nuestra condición de seres humanos, y a los que tenemos que decirle adiós. Lo bueno es que, en realidad, esto no es un adiós, sino un hasta luego. Un día se vuelve a dormir toda la noche y es motivo de festejo; podemos comer tranquilos, caliente y no recalentado; nos reencontramos con aquellos remotos baños de inmersión que habían quedado en la era A.H con Norah Jones cantándome al oído; y, finalmente, las citas de inodoro dejan de ser multitudinarias para que sólo sean de mi soledad y yo.




Comentarios

  1. Hola !soy de Uruguay y por medio de una amiga descubrí tus historias geniales sin desperdicio y contadas tal cual !!avisa cuando escribas el libro

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