FUNDAMENTALISMO Y MATERNIDAD

No me gusta ningún tipo de fundamentalismo. Ni el político, ni el religioso ni el que tiene que ver con la maternidad. Sí, desde hace algún tiempo existe el fundamentalismo materno. No quisiera herir susceptibilidades, respeto todas las formas de crianza principalmente porque sé que parten del amor, pero este es mi propio espacio de reflexión y catarsis y puedo volcar aquí aquello que me inquieta. El fundamentalismo en la maternidad me inquieta, ponele.

Es que me hace un poco de ruido la madre que -con su mejor buena intención- persigue a su hijo en un cumpleaños infantil con galletas de avena, miel orgánica y semillas de amapola, cuando el resto de los chicos están comiendo chizitos. El niño desesperado por conocer el sabor de la papa frita o tomar un vaso de jugo y su madre insistiendo con su preparación casera libre de conservantes. Me encanta que nuestros hijos tengan una alimentación saludable, comulgo firmemente con que hay que enseñarles a comer pero -vamos- partiendo de la prohibición no llegamos a nada. Y menos en un cumpleaños. ¿Por qué el chico tiene que sentirse diferente de los demás? ¿Por qué no se puede comer el chizito que está comiendo el amiguito de al lado? Dale, por lo menos para saber de qué se trata y sacarse las ganas. Tarde o temprano lo va a hacer, porque -según dice la ley de la vida- en algún momento vuelan un poquito más lejos de nosotras- y ahí nacerá "el loco del chizito", desesperado por la chatarra ante tanta prohibición.

No queremos tontos que se pasen el día en frente a una televisión o un Ipad. Queremos chicos que se sienten en el piso, que experimenten, que aprendan a pensar, que salgan y corran. Pero también queremos ratos de silencio, por lo menos para terminar de preparar la comida, entonces esos aparatos electrónicos tan bastardeados aparecen como un elemento de salvación. ¿Por qué hay que dar tantas explicaciones con este asunto? Nadie murió ni se traumó por mirar televisión un rato cada día. Vamos, no seamos extremistas. Baby Tv no muerde. Disney Junior tampoco.

Hay algo más que me inquieta y que me parece -como mínimo- sorprendente. Y es que le conozco las lolas, o las tetas para hablar sin pelos en le lengua- a muchas mujeres que jamás vi personalmente. Cosas raras que suceden en los tiempos que corren. La lactancia materna me parece maravillosa, de las cosas más lindas que podemos darles a nuestros hijos. Tuve la suerte de hacerlo de manera extendida con ellos, pero ¿por qué hay que mostrar en las redes ese momento tan pero tan intimo que sólo le pertenece a tu hijo a y a vos? ¿Por qué demonios tengo que conocer pezones ajenos a través de una pantalla? ¿Qué se quiere demostrar? ¿Por qué tanto alardeo?

Ahora sí, me siento más liviana, eh. Salir de los extremos, relativizar situaciones y cultivar el sentido común. Creo que no sólo el amor salvará al mundo, el sentido común también.







Comentarios

  1. Disiento con una frase tuya inicial "todas las formas de crianza parten del amor ", no creo que esto (lamentablemente) sea así, creo que algunas formas de crianza parten del narcisismo, de los ideales, de los mandatos sociales, de (como vos decís ) la necesidad de demostrar o aparentar ciertas cosas... en fin cosas lejanas al amor en mi opinión. El amor ( del bueno) no conoce fundamentalismos en mi opinión, y por ej. Puede dejar momentáneamente de lado un ideal en pos de que su hijo no quede x fuera de sus pares. Es todo un acto de amor dejar de lado un ideal aunque sea x un rato,
    Saludos amorosos!

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